En ningún otro momento de la historia las mujeres han estado más formadas, más preparadas, y sin embargo, la brecha salarial de género continúa. Una realidad difícil de aceptar en 2015, cuando según los datos, la brecha salarial de género en España ha aumentado en los últimos años. Parece que todavía queda mucho camino por recorrer.

Hay dos fechas en el calendario que dan mucho que pensar:

El 22 de febrero se celebra, desde 2011, el Día Europeo de la Igualdad Salarial con el objetivo de concienciar y sensibilizar sobre la persistencia de la brecha salarial de género. En promedio, las mujeres europeas tienen que trabajar mucho más tiempo para ganar lo mismo que los hombres.

El  8 de marzo se conmemora el  Día Internacional de la Mujer. Jornada reivindicativa desde 1910 por la plena igualdad de la mujer.

Las dos fechas vinieron a mi mente cuando visité la exposición del Museo de la Ciencia y de la Técnica de Cataluña (mNACTEC) : La dona al món industrial (la mujer en el mundo industrial). La exposición muestra las condiciones de vida y de trabajo de la mujer en los siglos XVIII a la primera mitad del XX en Cataluña. Enfocada desde diferentes ámbitos temáticos: operarias; discriminación; esposas y madres; movilizaciones femeninas; emprendedoras y empresarias ofrece un recorrido histórico por la situación de la mujer en el mundo industrial.

La exposición resalta la importancia de la mujer en el proceso de industrialización. Mano de obra destacada en el sector textil, donde el número de mujeres que trabajaban en las fábricas era sensiblemente superior al de los hombres, también tuvieron un papel importante, entre otros sectores, en la industria del corcho, el papel, la minería, y en las colonias industriales.

brecha salarial de género

Entrada a la exposición itinerante «La mujer en el mundo industrial»

Los datos no pueden ser más reveladores: Las mujeres han trabajado siempre. Antes de su incorporación al mundo industrial realizaban trabajos en casa, especialmente en el sector del textil y trabajaban en el campo. Su papel, aunque no reconocido y silenciado durante décadas, ha sido fundamental para sustentar la economía familiar.

La división del trabajo por sexos, característica de la etapa industrial, supone para la mujer una menor consideración por su trabajo y recibir menor sueldo. Aunque realizaran el mismo trabajo, su cualificación se consideraba de valor inferior y su labor complementaria.

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Uno de los plafones de la exposición

No puedo evitar una sensación de tristeza al acabar el recorrido de la exposición, a pesar de valorar el difícil camino recorrido hasta nuestra época y de encontrarme frente a las imágenes de éxito de empresarias. Muchas cosas han cambiado en los últimos dos siglos, y sin embargo, la brecha salarial de género no disminuye. Ahora ya estamos formadas, preparadas, tenemos talento, somos emprendedoras, empresarias, investigadoras, científicas… podemos afrontar nuevos retos profesionales pero no hay ninguna razón objetiva para no cobrar por el mismo trabajo igual sueldo que nuestros compañeros. Resulta curioso que en la sociedad del conocimiento tampoco estemos encontrando, por el momento, la igualdad salarial.