Uno de los fenómenos urbanísticos más importantes de las últimas décadas en el área metropolitana de Barcelona es la transformación de antiguas fábricas en operaciones inmobiliarias de envergadura.
El ejemplo de las obras de construcción de la Villa Olímpica, en el Poblenou, representó un duro golpe para el barrio, heredero de una gran actividad fabril durante los siglos XIX y XX, que perdería una parte de su identidad industrial, a pesar de los movimientos vecinales.
A diferencia de lo que ocurría en la etapa franquista, las actuales promociones inmobiliarias tienen una cierta calidad en la vivienda y se ha reservado un espacio para zona verde. En algunos casos, existe un respeto por el patrimonio y se ha conservado algún tipo de elemento de la instalación fabril original, como muestra patrimonial de lo que fue aquel espacio. Incluso, algunos edificios fabriles se han conservado en parte, o íntegramente, dedicados a equipamientos culturales, con lo que significa como servicio a la ciudadanía y de preservación de la arquitectura industrial.
Lamentablemente, no siempre se tiene el respeto que merecen los restos de la Barcelona industrial y de otras poblaciones con destacado patrimonio arquitectónico, bien porque se cede a las presiones inmobiliarias, bien porque aún hoy el patrimonio fabril no es valorado y protegido como se debería, como sucede en otros países como Inglaterra o Francia.
Me gustaría mostraros tres ejemplos diferentes de cómo un recinto fabril, construído en el siglo pasado, se ha reutilizado para dar cabida a un nuevo espacio en el siglo XXI: La isla Myrurgia, la isla Bayer y la isla Philips, tres nombres de empresas que nos remiten a importantes fábricas de la Barcelona industrial.
La isla Myrurgia, situada en el barrio del Ensache, ocupa las calles de Provenza, Nápoles, Mallorca y Sicilia.
El edificio de la antigua fábrica Myrurgia, dedicada a la fabricación de perfumes y colonias, fue diseñado por el arquitecto Antoni Puig i Gairalt (1928-1930). Es un edificio de carácter racionalista, premiado en el concurso anual de edificios artísticos de Barcelona. Uno de los pocos ejemplos de arquitectura industrial racionalista y decoración art déco que todavía quedan.
En el año 2000, una parte de la fábrica de perfumes fue descatalogada de la protección de Patrimonio y demolida. Se había iniciado un gran debate y movilización vecinal, para conseguir equipamientos públicos para el barrio y preservar el patrimonio existente frente a la especulación inmobiliaria. La reivindicación vecinal durará años.
En el año 2000 el Grupo Puig compra Myrugia, la empresa que durante décadas fue su competidora, convirtiéndola en una de sus filiales. En 2015, la cadena hotelera Hotusa alguila el edificio y traslada su sede central a la antigua Myrugia.
La isla Bayer, también en el Ensache, guarda poca relación con el edificio que había ocupado la empresa químicofarmacéutica alemana en la década de los años 40. El edificio, construído entre 1916 y 1919 por el arquitecto Miquel Madorell i Rius, abarcaba la manzana de las calles París, Viladomat, Córcega y Calabria.
En 1940 fue adquirido por la empresa Bayer para acoger su fábrica laboratorio. Durante décadas, en sus instalaciones se fabricaron los productos de la multinacional, entre los que destacaba la aspirina.
En 2003 se decide cerrar la fábrica y en 2005 se inicia el derribo del gran solar que ocupara la Bayer para construir una promoción de vivienda privada. De los elementos que formaron parte de la arquitectura industrial sólo se han conservado una parte de la fachada principal y la chimenea.
En el interior de la manzana, el espacio que había sido el patio interior de la empresa, donde solían pasear l@s trabajador@s, se ha transformado en los Jardines Rosa Deulofeu. La chimenea de ladrillo y una parte del edificio de entrada a la fábrica testimonian el pasado de la empresa.
Curiosamente, los jardines interiores de las Islas Bayer y Myrurgia fueron inaugurados por el Ayuntamiento de Barcelona en la misma fecha, junio de 2010.
La isla Philips, ubicada en la Zona Franca, es una buena muestra de cómo se ha conservado un recinto fabril adaptándolo a usos culturales y equipamientos públicos.
Lámparas Z (Sociedad Española de Lámparas Eléctricas Z) era una empresa catalana fundada en 1908 por el ingeniero industrial Lluís Muntadas i Rovira, destinada a la fabricación de bombillas incandescentes hechas con filamento de zirconio (de ahí la denominación de la empresa) y posteriormente, a otros productos de iluminación.
En 1914 firma un convenio de asistencia con los laboratorios Philips de Holanda, para adaptar los productos de la empresa catalana a los nuevos adelantos técnicos. A partir de 1927, Philips confiaría a Lámparas Z la fabricación completa de las bombillas Philips.
A principios de la década de 1950, la empresa amplia sus instalaciones con la compra de terrenos en la Zona Franca. En una primera fase se construye el edificio que alberga la fabricación de vidrio, que se utilizaría en la fabricación de las bombillas. Unos años más tarde, se inicia la segunda fase, con la construcción de los edificios destinados a la fabricación de lámparas, oficinas y servicios para el personal de la empresa. El proyecto culminaría en 1959 con el traslado definitivo de toda la empresa.
También corresponde a esa época el proyecto de un espacio de zona verde, ajardinado, destinado al descanso del personal y los trabajadores, diseñado por la esposa del entonces director de la empresa.
El progresivo aumento de la participación accionarial de Philips condujo, finalmente, a la absorción por parte de la empresa holandesa de Lámparas Z, que culminó en 1998.
En 2016, el conjunto de edificios que componen la isla Philips nos hablan del pasado de la empresa adaptado a nuevos usos. Se ha conservado la estructura original del edificio del Graner, con pequeñas modificaciones, y la antigua vidriería se ha transformado en un centro de creación del cuerpo y el movimiento.
El resto de edificios dan cabida a la Biblioteca Francesc Candel, el CAP de la Marina y la Oficina de Atención al Ciudadano. El antiguo espacio ajardinado se ha convertido en el Jardín de los Derechos Humanos, donde se puede pasear entre la vegetación y leer los diferentes artículos que componen la Declaración de los Derechos Humanos.
Afortunadamente, se conserva la documentación relativa a la construcción del edificio de la Philips en el Arxiu Nacional de Catalunya y las fotos se pueden ver digitalizadas en Flickr. Un documento excepcional:
Para finalizar, hay otro tipo de fenómeno que vale la pena comentar: la apropiación popular de las antiguas instalaciones fabriles para usos sociales. Probablemente el ejemplo más importante es el del complejo industrial de Can Batlló, en Sants-La Bordeta, que merece un post a parte…
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