Sant Sadurní d’Anoia es una población situada entre Barcelona y Tarragona, en la comarca del Alt Penedés, conocida mundialmente por sus viñas y bodegas, es considerada la capital del cava. Un paseo por sus calles nos invita a descubrir el mundo del cava, con más de ochenta elaboradores locales, entre los que destacan dos empresas centenarias: Codorníu y Freixenet.
Sant Sadurní ofrece además un atractivo especial para el visitante y los amantes del chocolate, un lugar único que te atrapa desde el primer momento: la fábrica de chocolate Simón Coll.
La historia de la empresa se inicia en 1840 cuando Simón Mestres comienza a elaborar chocolate de manera artesanal en Sant Sadurní d’Anoia. A lo largo de seis generaciones, esta empresa familiar ha sabido pasar de la producción artesanal a la mecanizada primando la calidad del producto y la innovación. Es una de las pocas empresas del sector que realiza el proceso completo de fabricación del chocolate, desde la selección y compra de los granos de cacao en los países productores de África y Ámerica, pasando por los procesos de tueste, mezcla de ingredientes, refinado, conchado, moldeado y acabado para conseguir las diferentes formas de chocolate que luego encontraremos en las tiendas.
Llevar a tus hijos a una fábrica de chocolate es una garantía de que se portarán bien. Al traspasar la puerta de entrada el olor a chocolate nos acoge y la cara de los niños se ilumina ante la visión de una gran variedad de chocolatinas. Recuerdo la pregunta ¿se puede comer? mirando inquietos las cestitas de mimbre llenas de pequeñas hojas de chocolate para degustar. Esperad, que primero tenemos que hacer la visita.
Nos esperamos en un pasillo, a modo de antesala, donde podemos hacer un repaso de la publicidad de la empresa mientras observamos diferentes objetos relacionados con la cultura del chocolate: tazas, chocolateras, tabletas de chocolate a la piedra.
El espacio chocolate Simón Coll te invita a sumegirte en el mundo del chocolate a través de los sentidos: sentados en el centro de una amplia sala tus ojos disfrutan de los colores del árbol del cacao (Theobroma cacao). El audiovisual realiza un paseo a través de la historia de la empresa y de la elaboración del chocolate. El aroma de chocolate impregna la sala. Tienes la oportunidad de ver y tocar las piñas de cacao, probar cómo sabe un grano de cacao (muy amargo, por eso durante el proceso de elaboración del chocolate se añaden ingredientes como azúcar, vainilla, canela …) o degustar un bombón intentanto descubrir los ingredientes que lo componen.
También puedes ver antiguos aparatos que intervenían en el proceso de elaboración del chocolate artesanal. Frente a ellos, algunas de las modernas máquinas y moldes que se utilizan actualmente en la producción de las figuras de chocolate que se compran en Navidad y Pascua. La visita al espacio de chocolate Simón Coll es toda una experiencia.
Otra de las marcas que forman parte de Simón Coll es Chocolate Amatller. Sin duda, la compra de esta histórica marca fue una buena inversión. Fundada en Barcelona, en 1797, la fabrica de chocolate Amatller enlazará con la cultura de la época modernista.
El empresario Antonio Amatller, que encarga al arquitecto Puig y Cadafalch transformar un antiguo edificio en su vivienda, la casa Amatller, también confía en destacados artistas como Ramón Casas, Apeles Mestres, Alphonse Mucha, Rafael de Penagos, la realización de carteles y cromos como forma de promocinar su producto.
A todos nos ha encantado la visita. Es difícil elegir, entre la gran variedad de chocolates de la tienda, cuál podemos llevarnos de recuerdo (bueno, para el camino de vuelta).
Mientras acabo de escribir esta entrada en el blog me fijo en las figuras de chocolate que he comprado para adornar la mona de Pascua: son de Simón Coll.
¡Feliz Pascua a tod@s!
Cartel conmemorativo Amatller: http://www.fundacio1.lacaixa.es/Actividades/Documentos/Ficheros/SGIDOCmuchasalacast.pdf
La visita al Espacio Simón Coll vale la pena, para niños y también para personas adultas. Es una visita dinámica, participativa y con degustación incluida, donde los sentidos se agudizan muchísimo: visita muy recomendable. Y si además entramos en algunas de las cavas de la población, resulta una excursión perfecta para pasar un buen sábado.
Natalia, se nota que te encanta el chocolate!
Muchas gracias por tu aportación, Carmen! Tienes razón cuando comentas que los sentidos se agudizan muchísimo, es una de los puntos fuertes de la visita.
Me encanta el chocolate! Por cierto, acabo de leer una noticia que lo sitúa como un posible artículo de lujo en 2020…Un abrazo.